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En efecto, los sutras cuentan que el Buda se sentó bajo una higuera para meditar con la firme resolución de no moverse hasta que no recibiera la comprensión última de la existencia del Universo. Determinado a morir en ese mismo sitio antes que renunciar, el Buda realizó su voto: despertó la Suprema Verdad.
Itto Ittosai se dirigió pues a un templo con el fin de descubrir el secreto del arte del sable.
Durante 7 días y 7 noches estuvo consagrado a la meditación.
Al alba del octavo día, exhausto y desalentado por no haber conseguido saber algo más, se resignó a volver a su casa, abandonando toda esperanza de penetrar el famoso secreto.
Después de salir del templo tomó una carretera rodeada de árboles. Cuando apenas había dado unos pasos, sintió de pronto una presencia amenazante detrás de él y sin reflexionar se volvió al mismo tiempo que desenvainaba el sable.
Entonces se dio cuenta que su gesto espontáneo acababa de salvarle la vida. Un bandido yacía a sus pies con un sable en la mano.
Cuento extraído de www.reikiactivo.com
Muchas gracias por compartir esta historia para reflexionar y mucho éxito con el blog,
ResponderEliminarun abrazo
Carina
Muchas gracias a ti por participar en el blog y por los ánimos.
ResponderEliminarEspero que sigas visitándonos y participando en este blog.
Otro abrazo para ti.
Moraleja...¿No salgas sin tu sable?
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